El pasado miércoles 12 de junio el Honorable Senado convirtió en ley (aunque falta que vuelva a Diputados), la Autopercibida “Ley Bases”, a la que este mismo diario rebautizó, con perspicacia lingüística, “Ley Gases”, apelando a la reacción de algunas fuerzas de Seguridad que seguramente se habían autoconvocado en el Congreso para festejar la nueva ley, y aprovechó la presencia de numeroso público para hacerlo “partícipe de los festejos”, con esa particular manera que tienen nuestros armados de celebrar. O sea, lanzando gases, quemando, pegando, hiriendo, deteniendo sin prisa y sin causa.
Al gobierno no se le pasó por alto la celebración y como indica el protocolo, ¿posteó, publicó, evacuó? un tweet, felicitando a las fuerzas de seguridad por su “excelente accionar, reprimiendo a los grupos terroristas que con palos, piedras e incluso granada, intentaron ‘perpetuar’ un golpe de Estado”.
Poco tiempo después, el término “perpetuar” ( o sea, volver continuo, perpetuo) fue corregido por “perpetrar” ( o sea, cometer una acción generalmente delictiva), con lo que semejante despropósito podría quedar resumido en una errata digna de figurar en el Libro Guinness de los Fallidos. Obra que si no existe, habría que inventar.
Pero, y discúlpenme el atrevimiento, mis años de neurótico me impidieron pasar por alto semejante fallido, y me llevaron a cavilar en relación a su origen ¿Por qué poner “perpetuar” en lugar de “perpetrar”?
Y allí me aparecieron, como buen obsesivo, dos hipótesis posibles:
La generosa: Se trata de un simple error, producto de la más supina ignorancia lingüística, en cuyo caso todo se arreglará muy fácilmente, echando al funcionario que la escribió o bien, si se tratase de alguien cercano al primer mandatario, expulsando a algún otro, que dé bien el perfil de chancho expiatorio, como ya es práctica reconocida en esta administración
La maledicente: En realidad se quiso poner “perpetuar”, pero después alguien les dijo que semejante sincericidio quedaba feo ante Elon Musk, porque “perpetuar un Golpe de Estado” significaba reconocer que ya había un golpe en vigencia, al que simplemente se quería profundizar con esta nueva ley.
Sabrán el lector o la lectora discernir cuál de ambas hipótesis es la correcta
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