Javier Milei vocifera que “no hay plata”. Su vicepresidenta, Victoria Villarruel, contestó lo mismo para no financiar el viaje de unos pibes a las olimpiadas de matemáticas. Sin embargo, un aliado de ambos, el secretario de Culto Francisco Sánchez, gastó cerca de 8 millones de pesos para asistir a un congreso de la ultraderecha española encarnada en Vox. No tuvo función oficial alguna más que despotricar contra el divorcio, el matrimonio igualitario y el aborto.
Sánchez se tomó un avión a Madrid a mediados de mayo para participar del encuentro Europa Viva que organizó Vox –en el que Milei fue una de las estrellas. Allí, Sánchez se definió como un conservador y aprovechó para quejarse de la “ideología de género”. Nada de lo que sucedió en la capital española podría catalogarse como de un asunto vinculado a las religiones o cultos.
Sin embargo, Sánchez lo tomó como una “misión” y usó partidas del Estado nacional para financiar su viaje a Europa. Los pasajes ida y vuelta a Madrid le costaron 3.247.039,60 pesos. Estuvo seis días allá. Por día, la Cancillería otorga 526 euros: 138 son para viáticos y 388 para alojamiento. En total, le dieron 3156 euros. Al cambio oficial representan más de 4 millones de pesos.
Los datos surgen de un pedido de información que formuló el diputado Rodolfo Tailhade, de Unión por la Patria (UxP), y que fue respondido por el propio Sánchez. El derroche de fondos públicos de un funcionario para ir a un acto contrasta con la prédica de austeridad de la que hace gala Milei –que también viaja por el mundo en función de su agenda personal.
Los diputados de la Unión Cívica Radical (UCR) Fernando Carbajal, Pedro Galimberti y Manuel Aguirre presentaron una denuncia tanto contra Milei como contra Sánchez por haber hecho un viaje con fines privados financiado con fondos públicos. La denuncia quedó radicada en el juzgado federal de Ariel Lijo.
En su presentación remarcaron, por ejemplo, que Milei viajó en el avión presidencial mientras que Sánchez lo hizo por fuera de la comitiva del Presidente. “Por su parte, el secretario de Culto de la Nación viajó a España con el mismo objetivo de asistir al evento de la ultraderecha europea anti-Estado, pero eligió hacerlo con la plata del Estado argentino. Más modesto, no viajó en avión particular, pero sí se pagó un pasaje en primera clase con fondos públicos y se otorgó los correspondientes generosos viáticos”, habían afirmado en su escrito.
Sánchez es un hombre ligado a Patricia Bullrich y Villarruel –de quien se define como amigo. Saltó a la fama en 2022 cuando pidió pena de muerte para Cristina Fernández de Kirchner. Lo hizo el 22 de agosto, exactamente después de que los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola pidieran doce años de prisión contra la expresidenta en la causa conocida como Vialidad. “Doce años por robar impunemente es casi nada. El año pasado presenté un proyecto de ley para que este tipo de delitos sean considerados traición a la Patria. Merecen la pena de muerte, no una liviana prisión domiciliaria”, tuiteó. Nueve días después, Fernando Sabag Montiel gatilló a centímetros de la cabeza de CFK.
Dentro del PRO, Sánchez conformó la línea de Unión Republicana. La rama juvenil se llama Jóvenes Republicanos. Ese grupo tuvo dos hitos en su corta historia. Uno fue –en 2021– la colocación de bolsas mortuorias en la Plaza de Mayo –que tenían, entre otros, el nombre de Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. Al año siguiente, vandalizaron la estación de subte que lleva el nombre del periodista Rodolfo Walsh. “En esta estación hay un asesino”, decían los carteles.
Sánchez es también un militante de la “memoria completa” como la vicepresidenta. El año pasado, Sánchez promocionó desde sus redes sociales una charla que iban a dar Villarruel con José D’Angelo para presentar un libro que habla de los desaparecidos como un “curro”. La actividad se hizo en la Fundación Oíd Mortales, que preside la actual vice y que, en el pasado, fue fundada por Gustavo Corbi, un teólogo que revistaba en la SIDE de la dictadura. Corbi y sus seguidores son tridentinos, es decir, opuestos al Concilio Vaticano II y consideran que la misa debe darse de espalda al pueblo.
Cuando Diana Mondino lo eligió para la Secretaría de Culto, Sánchez tuvo que hacer un raid para ir pidiendo disculpas a distintos referentes religiosos por sus dichos del pasado. De Francisco había dicho que “pocos Papas hicieron tanto daño”. Había ofendido también al judaísmo al hablar de “sionismo internacional” con una influencer de ultraderecha y al Islam al calificar a sus creyentes como “hordas”. Milei, que había dicho que el Papa era el representante del Maligno en la tierra, consintió su llegada a la Cancillería. Los unía, entre otras cosas, su simpatía por Vox.
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