La relación entre el presidente Javier Milei y Mauricio Macri tuvo un evento canónico en el Pacto de Mayo en Tucumán. El ex mandatario accedió a viajar especialmente desde Londrés para dar su apoyo. Lo hizo después de una semana de tomar distancia del actual oficialismo. Y se encontró con una recepción algo fría. En su entorno, se quejan desde entonces de que fue destratado. La respuesta de Milei fue intentar negar lo ocurrido y asegurar que Macri “es muy importante” para su proyecto. El ex presidente mantuvo silencio, mientras el jefe de Gobierno, Jorge Macri, volvió a presionar para que le manden la plata de la coparticipación porteña que estableció un fallo de la Corte. Esta danza entre los dirigentes de derecha y ultraderecha -si se quiere, la danza del Gato y el León- continuará hacia 2025, cuando podrían (o no) terminar en un frente electoral. En tanto, en agosto Macri hará un acto de relanzamiento del PRO.
Breve recapitulación: Macri fue especialmente al acto de Tucumán, para lo que tuvo que abandonar su plácida estadía en Londres, donde estaba viendo Wimbledon, -se sabe: con lo mucho que eso le cuesta- y viajar hasta Buenos Aires, lugar donde estuvo solo 48 horas antes de retornar a Europa. Por eso, el ex presidente -único de los ex mandatarios electos que respondió al llamado de Milei- no salía de su asombro por cuál fue el trato que recibió cuando fue al acto: ni le dieron un lugar preferencial, ni lo sumaron a la ceremonia, y se tuvo que contentar con firmar un libro de invitados con otras 800 personas. Su entorno dejó trascender el malestar con el que se fue el ex presidente y se vienen quejando del destrato desde entonces.
El León
La actitud del oficialismo ante esto fue cauta. Lo que hizo el presidente y su jefe de Gabinete fue fingir demencia con lo que describen en el entorno de Macri y cubrir al ex mandatario en elogios. Se cuidan con Macri como con casi ningún otro, al menos, mientras lo tengan como potencial aliado en el Congreso (donde necesitan sus diputados y senadores) y en las elecciones del año que viene.
Milei dijo sobre lo ocurrido en Tucumán: “Macri es muy importante, cómo no va a ser importante. Lo saludé primero. Lo que le dije fue: ‘Muchas gracias, presi. Muchas gracias por venir”. Yo lo primero que hice fue darle las gracias, o sea, rompí el protocolo para ir a saludarlo a él“, insistió, para desmentir cualquier idea de destrato hacia Macri. Además, Milei -que en su discurso esa noche metió al gobierno de Macri entre los que llevaron la Argentina a la decadencia- pasó a decir que ve al presidente del PRO como “parte de la solución, obvio”. “Lo más interesante que ocurrió en los últimos meses es que se reordenó el tablero político. No es en términos personales, es en términos de ideas”, insistió con la idea de un frente electoral.
La misma estrategia tuvo el jefe de Gabinete: Francos parece haber recordado el viejo consejo de Felipe Solá de que “en política hay que saber hacerse el boludo”. “Macri hizo un esfuerzo enorme para volver al país. Fue una noche fría e igual que nosotros estuvo sentado en el frío de la noche tucumana. Terminó y se fue, como lo hicimos todos”, aseguró el jefe de Gabinete. “Después escuché diversos comentarios que no sé si tienen o no que ver con la realidad. Pero el gesto de Macri fue correspondido por Milei que, en cuanto salió de la Casa (de Tucumán), se acercó y le dio un abrazo en señal de amistad y reconocimiento”, insistió.
Al igual que Milei, insistió en elogiar a Macri: “El ex presidente es una figura importante, tiene un partido de peso, para nosotros es un aliado significativo. Además, compartimos un electorado importante. El apoyo de Macri y de Bullrich ha sido importante en la segunda vuelta electoral”, insistió. Sin embargo, dijo que falta para saber si habrá alianza electoral.
El Gato
“La relación entre ellos está muy bien”, sostienen en el PRO sobre el vínculo entre Macri y Milei. Lo que significa que Macri y su entorno -ya sea por convencimiento o por conveniencia- no culpan a Milei por el destrato en Tucumán. La inquina parece estar dirigida a dos de sus asesores más cercanos: su hermana, Karina Milei, y especialmente a Santiago “La Mano del Rey” Caputo. A él le apuntan, especialmente, por haber prometido que Macri iba a firmar el acta y haberlo dejado firmando un libro de invitados con otras 800 personas. Si a alguien se puede dirigir la venganza de Macri, es a ellos.
Otros en su entorno, no obstante, comenzaron a relativizar lo enojado que está el ex presidente: “Él sabía que iba a eso. No podía firmar en concepto de nada. Fue hasta allá como un acto simbólico. Ya pasó”, intentaban cerrar el capítulo. No está claro cuánto de esto comparte el ex mandatario.
Lo que sí tiene claro Macri es que no puede dejar que ninguneen al PRO, sobre todo de cara a una eventual negociación en 2025. El objetivo del titular del partido amarillo es subirse el precio todo lo que pueda a la hora de sentarse a discutir alianzas, listas y demás cuestiones espinosas. Cree que, de lo contrario, terminará como furgón de cola del proyecto de Milei.
También está claro que Macri no bajará su reclamo de que se cumpla el fallo de la Corte sobre la coparticipación porteña: no se trata de una carta de negociación, sino una de las formas que encontró el ex presidente de correr a Milei con la gestión. Por ahora, desde el Gobierno, no hubo ni desembolso de fondos, ni una explicación de por qué no cumplen el fallo.
Para marcar su regreso al frente de un partido ordenado y verticalizado, Macri viene preparando un acto de relanzamiento. Lo postergó primero para terminar de reorganizar cuestiones internas y, básicamente, limpiar de todos los cargos a los dirigentes de Patricia Bullrich. Lo logró con el PRO bonaerense, que ahora conduce Cristian Ritondo, y también con la Asamblea nacional, que tiene al frente a Martín Yeza. Al hacer estos dos movimientos dejó expuesto el planteo de ruptura del bullrichismo como una amenaza vacía: no rompieron nada, salvo los bloques bonaerenses.
Resuelto esto, según cuentan en la conducción del PRO, comienzan los preparativos para el acto de relanzamiento. Según dicen, será en agosto. Allí Macri buscará mostrar que tiene un frente unido ante un eventual aliado que lo quiere, lo elogia, lo endulza y lo destrata, una verdadera relación tóxica.
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