Hay dos versiones que se cruzan, pero el sentido es el mismo. De acuerdo al mensajero, una notificación de Whatsapp llegó al celular de Javier Milei o de Mauricio Macri. “Leo está enojado”, decía el mensaje. Corrían los minutos en los que Julio Garro era todavía parte del Ejecutivo e insistía en que el capitán de la Selección debía pedir disculpas por los cánticos racistas de sus compañeros tras ganar la Copa América. Independientemente de quién haya recibido el comentario, hay una certeza: el remitente era Sergio “el Kun” Agüero.
Lo que vino después es historia conocida. Despido de Garro, el posteo de Victoria Villarruel contra el “colonialismo” francés y una visita relámpago de Karina Milei a la embajada de ese país para tratar de que el conflicto diplomático no escale en la previa del viaje del Presidente a los Juegos Olímpicos. En tanto, lo que hizo el Kun fue, apenas, un gesto. Porque el partido que juega el exindependiente no es el de ser vocero de su amigo Messi, sino que está dejando todo en la cancha para que desembarquen las Sociedades Anónimas Deportivas al fútbol argentino.
Una pequeña muestra de ese lobby se observa en su última aparición en un streaming -una plataforma en la que el futbolista despunta el vicio- con Coscu, Agüero fue con los tapones de puntas. “Parece que se habilitaron las SAD así que se vienen cosas picantes”, dijo, a modo de introducción.
Luego, redobló la apuesta: “Qué tanto bla bla bla, que yo no, que el club es mío… Listo. Dale la oportunidad a la gente que vaya a votar y decida. ¿Hay miedo? ¿Qué pasa? ¿Tienen miedo? ¿Están cagados? ¿Qué está pasando? Están cagados porque hay beneficios propios. Cuidado, porque empiezo a… Mejor me callo”.
De tropiezo en tropiezo
Al Gobierno le conviene la militancia del exdelantero de la Selección por las SAD. Es que el Ejecutivo no daba con la tecla para vender al público una de sus obsesiones: que el fútbol sea privatizado, un ideal que comparte Mauricio Macri.
Primero intentó con el propio Presidente, que casi se ahoga en sus propias palabras: de asegurar que “ya no es hincha” de Boca a insistir que el mejor futuro para los bosteros es que jeque árabe deposite su dinero en la tesorería de Brandsen 805.
“Si le ganás a River 5 a 0 y sos campeón del mundo, qué te puede importar”, comentó la misma persona que confesó haber hinchado por el equipo de Gallardo en la final de la Libertadores en Madrid.
Ahora, a fuerza de retuits (algunos de madrugada), el exarquero deja deslizar el insólito rumor sobre una presunta compra de Newell’s por parte de clan Mas Canosa, que maneja los hilos del Inter Miami, como ofrenda de regalo a Lionel Messi. Surgió en un medio español, llegó a las redes y Milei lo amplificó.
Los tropezones no son propiedad exclusiva de quien maneja el Ejecutivo nacional. Es que en el afán de llevar la bandera del negocio de las SAD, varios integrantes de La Libertad Avanza primero dicen y después piensan.
Juliana Santillán fue la primera dirigente en promocionar -junto a su pareja, el promotor Guillermo Tofoni, enemistado con la AFA- la posibilidad de que los clubes sean propiedad de empresarios. Y con ese mote, salió en los últimos días a defender la posición oficialista. En ese fragor proprivatizador, puso el equivocado ejemplo de que Lionel Messi jugó en el Barcelona porque “los recursos y médicos (de Messi cuando partió) provenían de un club de SAD que al jugador lo contuvieron, le dieron infraestrctura, formación, todo lo que necesitaba”. La legisladora no tuvo la suerte de que le repregunten los nombres de los accionistas del club español, porque ahí se habría enterado que el Barça no es una sociedad anónima sino que es manejado por sus socios.
Lo mismo pasó con Mariano Cúneo Libarona, ministro de Justicia, que hizo una conferencia de prensa para justificar por qué se debería incorporar las SAD en la Argentina. “En el mundo todos los clubes son sociedades con capitales privados. Hasta los cuatro clubes que mueven más plata, Bayer Münich, Real Madrid, Barcelona y PSG”. Con el correr de los minutos, el funcionario se enteró que los dos gigantes españoles son sociedades civiles sin fines de lucro y que el equipo aleman sólo habilita un 25% de participación privada.
En esa misma conferencia también se enredó al explicar por qué los capitales privados son un beneficio para el fútbol pero no así para su querido Racing. Es que el mismo nombre, apellido y DNI del ministro de Justicia figura en un documento del club de Avellaneda en el que se aclara que la Academia jamás será una Sociedad Anónima.
Los que no mueren de amor por la camiseta
El ya despedido subsecretario de Deportes, Julio Garro, también se había anotado como vocero de las SAD, con la desgracia de comparar un club con “una carnicería de barrio que le puede ir mal”. Su exjefe, Daniel Scioli, usó las redes para mostrarse con Ricardo Caruso Lombardi. Al salir de la reunión, el DT dijo en TN Deportivo que lo mejor que le puede pasar al fútbol argentino es el arribo de las Sociedades Anónimas Deportivas. Años antes, en ese mismo canal, destacaba las ventajas que Leonardo Cositorto y su Generación Zoe habían provocado en el Deportivo Español, cuyo manager en ese entonces era el propio Caruso.
Quién sí puede colocarse una cucarda en esa obsesión gubernamental es Federico Sturzenegger. Fue el ideólogo del DNU 70/24 que promovió la reglamentación para que convivan Sociedades Anónimas y Sociedades Civiles en las federaciones deportivas. Como no tuvo el éxito deseado -la AFA promovió un amparo para bloquear ese apartado del Decreto- y la última movida -la Resolución General 15/2024 dictada por la Inspección General de Jusicia (IGJ)- también provocó el rechazo de la asociación madre del fútbol argentino, desde el Ministerio de Desregulación ya piensan en el próximo paso: dejan circular la idea que el paso más eficiente sería un proyecto que pase por el Congreso y que, con la fuerza de una ley aprobada por el Parlamento, Chiqui Tapia no encuentre el vericueto para suspender el desembarco de las SAD.
Hace pocos días Cenital difundió que el borrador de Sturzenegger permitiría que un mismo grupo inversor pueda tener participación en más de un club de la misma categoría. Algo que en casi ninguna liga -salvo las de Medio Oriente- se avala. Así, se podría dar la paradoja de que un capital extranjero sea dueño tanto de Estudiantes como de Gimnasia de la Plata, el club de los amores del ministro, aunque haya sido declarado persona no grata en la tribuna.
“¿De quién, de quién? Del Kun Agüero papá”
Pese a suscribir a la idea de una dolarización de la economía, quejarse del impuesto a las ganancias y mantener un vínculo cotidiano con el Presidente, Agüero no sueña ni con un cargo en el Ejecutivo ni con un despacho en la AFA.
Su interés por la SAD hay que rastrearlo por otro lado. Y allí no se puede desligar su vínculo con el City Group, del jeque Mansour bin Zayed, que empezó comprando al otro equipo de Manchester y ahora desplegó sus capitales en casi todas las ligas de sudamérica, salvo -todavía- Argentina.
Podría ser que el Kun quisiera hacer una revolución de la pelota y sabiendo quiénes -y cómo trabajan- en el City Group, crea que esa es la mejor manera para mejorar al fútbol argentino. También puede que sepa las jugosas comisiones que se pagan cuando uno habilita un negocio en un área que se mueven tantos millones. ¿Querrá Agüero que el City desembarque en Independiente, agregando un poco de celeste al Rojo? O, como diría el Gordo Soriano, en Argentina lo único que no se puede cambiar son los colores una camiseta. Mientras tanto, el exjugador de la Selección busca que siga siendo verosimil su canción.
“Llevo al fútbol en la sangre/
es parte de mi alma/
la hinchada grita ¡Vamos Kun Agüero!”
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