Javier Milei, recién llegado de Francia, y en medio de una brutal interna entre su hermana Karina y la vicepresidenta Victoria Villarruel, se paró en el atril del predio de Palermo de la Sociedad Rural y, ante productores agropecuarios y dirigentes de la SRA que esperaban ansiosos anuncios vinculados a la eliminación de las retenciones o del cepo, no hizo más que pedirles que lo acompañen sin anunciar nada de eso. De paso, los amenazó: si no lo acompañan, dijo, volverá “el populismo barato”, y vaticinó que el país “se convertirá en la villa miseria más grande”. “Ya saben cuál es la alternativa, la han vivido durante décadas. Por eso confío en que, aunque la realidad de hoy por ahora sea insuficiente, sabrán ponderar qué es lo mejor para ustedes y sus familias, y para el bienestar de todos los argentinos”, disparó.
Luego, desesperado porque él y su ministro de Economía, Luis Caputo, necesitan que “el campo” liquide la cosecha que tienen guardada en silobolsas y les den dólares, gritó: “Solo hay dos caminos: o libertad sustentable o nos seguimos hundiendo en la miseria del Estado presente. No hay terceras vías, solo dos opciones de país. Por primera vez en 100 años tenemos un gobierno que quiere lo mismo que ustedes. Tomemos el toro por las astas y apostemos a la Argentina“.
Los ruralistas retrasaron un día el acto inaugural de su exposición anual para que el Presidente llegue a tiempo luego de su visita a París, donde participó junto a su hermana de la apertura de los juegos olímpicos. En la SRA estaban exultantes porque era la primera vez, después de cinco años, que un Presidente participaba del evento. El último había sido Mauricio Macri. Sin embargo, las caras de todos se fueron alargando a medida que se iban dando cuenta que Milei solo había ido para dar excusas y pedir tiempo, sin hacer ningún gran anuncio concreto como la quita de las retenciones, que les había prometido en campaña.
“No vine a mentirles, prefiero decir una verdad dura que una mentira confortable. Nadie tiene tantas ganas como nosotros de salir del cepo y de este modelo desastroso, donde el Estado, entre retenciones y cepo, le expropia al campo el 70% de lo que produce. Se va a terminar con eso de una vez”, dijo, pero acto seguido puso una excusa: “debemos saber también que quitar los parches sin antes solucionar el problema de fondo sería grabar la crisis que heredamos, por eso no nos importa cuánta presión haya y de dónde venga, nosotros no vamos a apresurarnos demagógicamente. El programa económico tiene tiempos y hay que mirar la película, no la foto”, justificó.
Minutos antes, las palabras de recibimiento las dio el titular de la SRA, Nicolás Pino. “Seguimos agobiados por las retenciones que nos tratan de manera desigual. Son extorsivas, discriminatorias y confiscatorias. Son un impuesto arcaico que saquea a los productores. Si se eliminan, aumenta la producción”, dijo y se dio vuelta para mirar a los ojos a Milei, que le decía a todo que sí con la cabeza. “200 mil millones de dólares en los últimos 22 años nos han sacado”, insistió Pino y volvió a girar: “Tenemos la certeza de que usted va a eliminarlas. Confiamos en su palabra”. Milei se levantó para darle la mano. “Le damos nuestro voto de confianza”, continuó.
Luego, Pino habló del otro gran tema: la no liquidación de la cosecha. Algo que pone muy nervioso al gobierno. “Los productores no somos magnates egoístas que se sientan en lo que producen especulando. El productor no es un especulador, sino una persona eficiente en el manejo de lo que produce”, remarcó para fijar su postura y añadió: “el productor piensa en sus costos, en preservar el suelo y en cubrir sus necesidades. ¿En qué rama se liquida sin más lo que se tiene? Que no se llame especulación a lo que es sana y buena administración“, explicó como adelanto de que el campo no hará ningún favor extra al gobierno.
Milei, ante la falta de grandes anuncios que los deje conformes, durante su discurso se deshizo en elogios “al campo”. Les dijo que: “Representan el alma de la economía nacional”, que “son los grandes protagonistas de la vida económica”, que “son los que tiran el carro del país”, y que “merecen ser llamados héroes”. Ya que estaba, también agregó que “los empresarios son benefactores sociales”.
Por último, casi desesperado, el Presidente usó una frase del peronismo, pero la dio vuelta. En lugar de decir que los días más felices fueron peronistas, espetó: “Es una verdad inobjetable que los días más felices fueron los más felices del campo, porque cuando al campo le va bien, a la Argentina le va bien”. Luego, subrayó que “cultivar al suelo es servir a la patria”, y que “no se me ocurre un lema más apropiado para nuestra nación”. Ponderó que “el campo domesticó lo salvaje”, y analizó que “el proceso de declive comenzó cuando los políticos le dieron la espalda al campo y la política los castigó con impuestos para financiar sus aventuras dirigistas”.
Obviando los golpes de estado cívico-militares que perjudicaron ese proceso, criticó al peronismo diciendo que “prometieron que iban a industrializar al país y difamaron al campo llamándolos oligarcas, pero no industrializaron y todo eso fue una quimera”. “Es hora de volver a empezar a definir qué es cierto y qué no, porque ellos entienden la economía como suma cero y eso es una burrada, porque no es que cuando unos ganan, otros pierden”, vociferó el presidente y se burló: “Esa salvajada solo puede ser producto de la mente de un socialista o de un energúmeno, que es otra forma de llamar a los socialistas“, gritó eufórico y provocó la risa de los que estaban con él en el palco.
A la hora de hablar de sus “logros” en la gestión, en tanto, dijo que “todos los días eliminamos regulaciones y cada día estamos más cerca de abrir el cepo”, aunque aclaró que “primero era necesario equilibrio fiscal y por eso ajustamos al sector público como nunca antes“. “Ahora eliminamos los pasivos remunerados del BCRA, terminamos con la tortura de los PUTS y estamos con un programa de emisión cero. Ahí vamos a eliminar el cepo para siempre”, se envalentonó y volvió a prometer que eliminará el Impuesto País cuando, hasta ahora, su gobierno no hizo más que subirlo. “La suba del Impuesto País es transitoria. En septiembre vamos a bajarlo al 7,5 y vamos a eliminarlo en diciembre”, se comprometió. Tal como si viviera en una realidad paralela, el Presidente también aseguró que “están mejorando los salarios reales en terreno positivo este año”, y que “lo mismo pasa con las jubilaciones”.
Para terminar, después de gritar “Viva la libertad carajo”, Milei se corrió un poco de su propio protocolo y vitoreó: “Viva el campo carajo”. Luego se sentó –calmado y con un café en la mano– a ver desde su asiento como desfilaban delante de él las vacas, los caballos, las ovejas, los chanchos y los ruralistas vestidos de gauchos, que lo saludaban con sus cucardas puestas y le decían “estamos con usted Presidente”. También hubo un show con personas disfrazadas de indios, que, con pelucas puestas, bailaban arriba de sus caballos una canción que decía todo el tiempo: “los indios nos están contemplando”. Algo que al Presidente, fanático acérrimo de Julio Argentino Roca –quien se encargó de exterminar a los pueblos originarios en toda la patagonia– no le habría agradado demasiado.
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