Este miércoles 7 de agosto a partir de las 10 de la mañana, las organizaciones de la UTEP junto a la Confederación General del Trabajo, las dos CTA y la mesa de organismos de derechos humanos harán una protesta en la Plaza de Mayo, en el primer día de San Cayetano del gobierno de Javier Milei. La intención es llenar la plaza, con una manifestación centrada en denunciar la situación de hambre que atraviesan millones de argentinos, tras siete meses de una gestión que ha llevado a que más del 20 por ciento de la población -ocho millones de personas- se encuentre en la indigencia, y un 55 por ciento sea pobre.
“En Argentina estamos sufriendo una crisis humanitaria. En la fila del hambre hoy no sólo están los que carecen de cualquier recurso, sino también los trabajadores de la economía popular, los jubilados, quienes han perdido su trabajo e incluso muchos que aún con empleo no llegan a fin de mes”, dijo el titular de la UTEP, Alejandro Gramajo, al convocar a la actividad.
Por eso frente a la Casa Rosada las organizaciones sociales van a armar varias ollas populares, mientras que los organismos de derechos humanos instalarán puestos para recibir donaciones de alimentos.
La plaza va ser también el escenario de una feria de los trabajadores de la economía popular. A la una de la tarde, como actividad de cierre, se realizará un acto.
Quiénes van
La concentración con la consigna por Paz, Pan, Techo, Tierra y Trabajo expresará un arco de alianzas amplio: en su anuncio, realizado el lunes en el Salón Ubaldini de la CGT, junto al titular de la UTEP estuvieron figuras de esa central obrera (Hector Daer, Pablo Moyano), también Hugo Yasky (de la Central de Trabajadores de la Argentina) y Hugo Godoy ( CTA Autónoma). De la Mesa de Organismos de Derechos Humanos quien habló fue Taty Almeida (Madres Línea Fundadora) .
La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) realizará durante la jornada una huelga nacional. Los clubes de barrio irán a la movilización. También agrupaciones políticas del peronismo, como La Patria es el otro, Soberanos, el Frente Social Padre Mugica y el PJ porteño.
Anunciaron su adhesión a la protesta, además, las organizaciones piqueteras de izquierda como el espacio Territorios en Lucha y el Polo Obrero.
Es decir que se espera una plaza de Mayo llena.
Marcha con cambios
Un dato de época es que la tradicional marcha que desde 2016 organiza la UTEP, desde Liniers a la Plaza de Mayo, esta vez será reducida. Irá en parte por la vereda y en parte sobre el primer carril de la avenida Rivadavia, para evitar el operativo antipiquetes de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que no pierde oportunidad de reprimir a quien se le ocurra protestar contra el gobierno.
La última protesta callejera, el día del tratamiento en el Senado de la Ley Bases, terminó con violentas detenciones; 33 personas -entre estudiantes, vendedores ambulantes e incluso una persona en situación de calle- fueron arrestadas e imputadas por cargos como “terrorismo y sedición”, una caracterización impulsada por el mileísmo que el fiscal federal Carlos Stornelli hizo propia. De hecho, dos de los detenidos, Daniela Calarco y Roberto María de la Cruz Gómez, aún continúan privados de su libertad.
La jornada de San Cayetano va a arrancar a las 8.00, en la esquina de Rivadavia y Cuzco, a dos cuadras de la iglesia de Liniers, con una bendición de herramientas.
Luego saldrá la marcha, con un perfil bien volcado a lo religioso, de peregrinación, encabezada por los Misioneros de Francisco, movimiento ligado al Papa. Como otros años, también dirá presente la Pastoral Social Evangélica, la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas y el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos.
El grueso de los manifestantes directamente van a ir a la plaza.
Ollas en la plaza
La UTEP advierte que las dificultades para alimentarse ya no son sólo un problema de los más pobres, sino que afectan a franjas sociales extendidas.
“La fila del hambre ha ido cambiando: cuando organizábamos la olla en un barrio popular, teníamos al grupo de compañeros que se acercaban porque no tenían ninguna forma de resolver cómo comer. Teníamos, un poco más alejados, a los compañeros de la economía popular, que iban por solidaridad pero que con la decisión del gobierno de paralizar las obras de urbanización, por el congelamiento del salario social complementario y el desabastecimiento de herramientas de las unidades productivas, ahora también necesitan de la olla. Se les sumaron los jubilados, que en muchos casos ya no pueden contar con la ayuda de los hijos, cuando tienen que pagar un alquiler; tenemos a trabajadores que han perdido sus puestos por los despidos en el Estado y porque la desocupación en el sector privado aumentó. Y lamentablemente, también tenemos a compañeros con empleo, que con los aumentos de las tarifas y del transporte no llegan a fin de mes: esta es la crisis humanitaria que estamos viviendo hoy en Argentina”, describió Gramajo.
En ese marco, los organismos de derechos humanos van a hacer, desde las 10.00 y hasta las 16.00 horas, una colecta de alimentos.
“Si el hambre es un crimen, los que guardan la comida en los galpones son criminales”, dijo Carlos Pisoni, de Hijos, sobre el gesto de la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, que acumula intimación tras intimación de la justicia sin repartir toneladas de comida adquirida por el gobierno anterior. Y sin reanudar las compras para garantizar el flujo de la asistencia alimentaria.
La concentración en la Plaza de Mayo viene marcada por la ofensiva del gobierno mileísta contra las organizaciones de la economía popular. Sin dudas, la más fuerte que han debido enfrentar en sus 30 años de historia.
El objetivo libertario es que los movimientos populares se disuelvan. En esa línea, el gobierno acumuló un rosario de decisiones: no enviar alimentos a los comedores comunitarios, desvincular a las organizaciones sociales del plan Potenciar Trabajo (en el que los movimientos armaban emprendimientos y espacios de cuidado, con un rol de Unidades de Gestión del Potenciar), congeló el monto de los planes (que fueron desenganchados del salario mínimo vital), reemplazó el Potenciar por dos programas en los que no se está realizando ningún tipo de actividad real, implementó los Protocolos Antiprotesta (por los que cada vez que salen a la calle, los movimientos enfrentan un escenario de represión), hizo bajas masivas y arbitrarias de titulares de planes, presentó denuncias judiciales contra las organizaciones (la que más avanzó es la abierta contra el Polo Obrero, pero hay también imputaciones contra referentes del Movimiento Evita y hubo intentos de criminalizar a referentes del Frente Patria Grande, cercanos a Juan Grabois). En síntesis: al que asoma la cabeza, le cae un allanamiento. Esto en momentos en que, por la crisis alimentaria, el conjunto de los movimientos debió retraerse para tratar de resolver la cuestión más básica de todas, la de parar la olla.
Este 7 de agosto será así un San Cayetano muy particular. Con una agenda social que ha retrocedido a demandas de sobrevivencia y movimientos populares muy golpeados, pero que aún así no se han desarmado. Siguen buscando maneras de resistir, de salir a la calle y de armar espacios de unidad para reconfigurarse.
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