La denuncia de la diputada Lourdes Arrieta, de La Libertad Avanza (LLA), en relación a la visita de un grupo de diputados libertarios a los genocidas detenidos en el penal de Ezeiza, además de dejar en evidencia las internas del oficialismo puso también al descubierto las operaciones que desde la ultraderecha se vienen realizando para lograr la prisión domiciliaria de los represores y, aún más allá de ese propósito, hasta la pretensión de un indulto. Pero además volvió a poner en el centro de la escena a la figura del cura Javier Olivera Ravasi, un ultraconservador que pese a que su trayectoria y sus mensajes entran en permanente contradicción tanto con el magisterio como con las manifestaciones del Papa Francisco como con las orientaciones de la jerarquía católica local, hace ostentación de su condición sacerdotal para operar a favor de la ultraderecha y el negacionismo político.
Tal como lo informó en Página 12 la colega Luciana Bertoia, el cura Olivera Ravasi se encargó de organizar reuniones entre legisladores y referentes políticos de LLA para construir un proyecto de ley que permitiera el acceso a la prisión domiciliaria de los detenidos por delitos de lesa humanidad. En coincidencia con los debates surgidos en torno a la visita de los diputados oficialistas a Ezeiza, el Papa Francisco envió un mensaje de respaldo a quienes siguen trabajando por la memoria y la defensa de los derechos humanos en la Argentina y, enterado de lo que está ocurriendo, sostuvo que “hay que hacer lo posible para que no puedan avanzar porque sería muy triste y muy grave para toda la sociedad argentina”. Lo dijo mediante un video grabado en ocasión de su reunión en Roma con Anita Fernández, la hija de Ana María Careaga y nieta de la Madre de Plaza de Mayo desaparecida Esther Ballestrino de Careaga. Según lo expresó Fernández el Papa “me dijo que teníamos que mantener las banderas, no sólo las ideas sino también el testimonio” y consideró que “cobra mucha relevancia que sea él quien traiga este tema y que nos envíe al pueblo argentino ese mensaje”. Días antes Bergoglio había visitado en Italia a la sobrina de la religiosa Geneviève Jeanningros, sobrina de Léoni Duquet, monja desaparecida en la Argentina tras ser señalada por Alfredo Astiz en la parroquia de la Santa Cruz en Buenos Aires.
Conocido el video de Francisco una fuente del episcopado católico consultada por Página/12 no solo manifestó su acuerdo y satisfacción por los dichos y el gesto de Jorge Bergoglio, sino que se encargó de poner de manifiesto que tanto los puntos de vista como las acciones del sacerdote Javier Olivera Ravassi, responden a su posición personal y no guardan relación ni se corresponden con el pensamiento ni con la actitud de la Iglesia Católica en relación al tema.
Olivera Ravasi nació el 12 de setiembre de 1977, en San Juan, el destino castrense de su padre, Jorge Olivera, hoy condenado por delitos de lesa humanidad durante la dictadura militar. Para el cura “mi padre está detenido por haber luchado en la década de los setenta” y “para mi es una cruz familiar”, según lo dijo en una entrevista con el diario La Nación.
El cura hizo sus estudios en el Instituto del Verbo Encarnado, una institución con base en San Rafael (Mendoza), cuestionada e intervenida por el Papa Francisco, El fundador del Verbo Encarnado, el sacerdote Carlos Buela, falleció el 23 de abril del año pasado en Génova (Italia) y estaba suspendido desde el 2010 por la Iglesia a raíz de la condena sufrida en un juicio canónico en el que se le comprobó abusos contra miembros de la institución.
Esa agrupación religiosa ha sido uno de los más importantes reductos del conservadurismo católico y siempre se mostró cercana a las ideas del lefebvrismo. Como consecuencia de las medidas restrictivas tomadas actualmente por el Vaticano –de la misma manera que sucede con otros grupos ultraconservadores en el mundo- miembros del Verbo Encarnado siguen misionando en una suerte de diáspora en distintos países.
El propio Javier Olivera Rabasi –quien reconoce cercanía personal y sintonía con la vicepresidenta Victoria Villaruel, en particular en lo que hace a la reivindicación de los militares represores y que antes de ser ordenado sacerdote se graduó como abogado- vive actualmente en Zárate, haciendo uso de un “permiso de residencia”, pero no tiene en esa diócesis ninguna misión o responsabilidad directa salvo la que él mismo se autoasigna en la capilla “San Juan de la Luz”, en el barrio privado San Benito.
Además de moverse activamente en los círculos políticos ultraconservadores el cura lleva adelante su “misión pastoral” desde un sitio web titulado “Que no te la cuenten…” (QNTLC) autodefinido como un “espacio para debatir sobre la contra-revolución cultural y sobre el modo en que algunos buscan falsificar la realidad”. En el mismo lugar se puede acceder a bibliografía no solo religiosa sino política de distintos autores y, en particular, del sacerdote quien ya escribió tres tomos que llevan el título “Que no te lo cuenten” para salir al cruce de lo que él considera las “falsedades históricas” en las que hemos sido educados. En otro texto se explica “cuál fue el pensamiento de los próceres del liberalismo argentino”.
A través de QNTLC también se ofrece la posibilidad escuchar el rezo del rosario en latín (presentada como “la lengua de la Iglesia”) y de encargar misas de acuerdo a la intención de los donantes a una tarifa de “entre 10 y 15 dólares o su equivalente en moneda local” que además garantiza la exclusividad de la plegaria del celebrante en línea con la intención del aportante.
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