De un tiempo a esta parte, acaso después de la retención de la Copa América en Miami, una frase resuena como un eco en el ambiente del fútbol: estamos en presencia de la mejor Selección Argentina de todos los tiempos. La sucesión de grandes éxitos internacionales en los últimos cuatro años, una base consolidada de notables jugadores que sobresalen en los principales equipos de Europa, el inusitado fervor popular que los rodea y la idolatría que han despertado Lionel Messi, “Dibu” Martínez y Angel Di María, entre otros, perfeccionan un cuadro de situación ideal. Acaso como nunca antes se ha dado. El combo viene completo. Servido a gusto de millones de argentinos y argentinas que parecen vibrar con la camiseta celeste y blanca como no lo hacen con el resto de los clubes que le dan forma al fútbol nuestro de cada día.
El idilio entre la Selección y los hinchas se mantiene vigente. Pero la obra está en construcción. Y sólo cuando se la termine, luego del Mundial tripartito de 2026, se podrá hacer definitivo el juicio histórico. Nunca se ganaron tres títulos grandes (el Mundial y las dos Copas América) en cuatro años y eso ya le otorga un privilegio al ciclo que capitanea Messi y lidera Lionel Scaloni que no es común a ningun otro seleccionado. Ni siquiera a los campeones del mundo de 1978 y 1986. Pero el verdadero lugar en la Historia recién se jugará en los estadios de Estados Unidos, Canadá y México durante 2026. Ya no podrá haber dudas de nada si la Argentina retiene el título o al menos otra vez llega la final.
El seleccionado de Carlos Bilardo jugó las dos finales de México ’86 e Italia ’90. Pero el proceso intermedio fue tortuoso, lleno de desconfianzas y malos resultados. Entre ambos mundiales y con Diego Maradona, jugó dos Copas América en 1987 (Argentina) y 1999 (Brasil). Y en las dos, no pasó del cuarto puesto y la actuación fue muy mala. En 1987, perdió tres partidos en el Monumental en menos de veinte días (amistoso con Paraguay por 1 a 0, semifinal con Uruguay por 1-0 y tercer puesto con Colombia por 2 a 1). Y en 1988, salió último en un cuadrangular internacional que compartió en Berlín con Alemania, la Unión Soviética y la por entonces Holanda. El equipo de Bilardo llegó a los tumbos al Mundial de Italia. Y sólo el carácter colectivo, las atajadas de Sergio Goycochea en las series de penales con Yugoslavia e Italia y algunos guiños de la fortuna lo llevaron hasta el subcampeonato .
En cambio, desde aquella derrota ante Brasil por la Copa América de 2019, la gestión de Scaloni solo perdió dos veces en cinco años (2 a 1 con Arabia Saudita en el debut en Qatar y 2 a 0 con Uruguay en la Bombonera en las actuales Eliminatorias). Y seis en todo el ciclo. Además, los veinte meses que pasaron luego de haber ganado el Mundial parecen ser una extensión de la gloria máxima. En resultados, nivel de juego, prestigio y también en el campo de la admiración popular, la Selección Argentina atraviesa un escenario ideal. Acaso el más importante de los últimos cincuenta años. ¿Le alcanza para calificarla ya como la mejor de todos los tiempos? Todavía no. Pero tampoco anda tan lejos.
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