Pegó fuerte la brutal caída en el rating de la televisión abierta (que pasó de 14 a 4 puntos) apenas iniciada la cadena nacional con la exposición de Javier Milei sobre el Presupuesto 2025. Si bien en Casa Rosada trataron de minimizar el fenómeno, los encuestadores dicen otra cosa.
Para Eduardo Fidanza, la caída del rating “es un reflejo de la pérdida de popularidad del presidente”. Por su parte, Hugo Haime considera que “la gente está harta de la política”. “Milei les irrumpe un día domingo, cuando la gente quiere ver fútbol, estar con la familia o comer pizza. El Presidente viene con una cadena nacional para hablar de un tema totalmente abstracto. Yo creo que perdió su magia y la modalidad de cadena oficial es una modalidad que él critica, una modalidad de la casta. Además, en el malestar asomó el tema de los jubilados. Yo creo que es muy probable que esta situación crítica se prolongue”, explica.
Haime cree que para la opinión pública, Milei empieza a ser responsable de los problemas económicos que tiene la población. “Lo único que a él lo tiene fortalecido de alguna forma es que se sigue pensando que, en lo económico, la culpa lo tiene más bien el gobierno anterior que el gobierno actual. No obstante, ahí empieza a haber un desplazamiento de la gente que no sólo le echa la culpa al gobierno anterior, sino que también dice ‘la culpa es de los dos’”, comenta.
Para Analía del Franco, hay una mala lectura del gobierno nacional sobre el humor social y los hábitos y costumbres de los argentinos los domingos a la noche. “Al gobierno le pegó algo general, el rechazo a la política. La atención hacia la palabra presidencial ya viene cayendo en el nivel de interés. El formato en el Congreso tampoco lo ayudó: gran parte de la sociedad siente que se queda afuera de esta dinámica legislativa. Y hay un contrasentido. Se desvaloriza continuamente a diputados y senadores, pero se pretende que la gente esté expectante o sintonice un domingo a la noche un evento con estos actores”, analiza.
“La cadena nacional fue otro grave error de su equipo de asesores”, concluye Marina Acosta. “Colocar la
comunicación delante de la política. Interrumpir el descanso de los domingos
con un discurso previsible y, a estas alturas obsoleto, no muestra otra cosa
más que el poco interés de la ciudadanía en escuchar a un presidente que no
tiene mucho para decir. El mejor marketing, decía un lúcido analista político,
es la gestión de gobierno”.
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