Los trabajadores de Aerolíneas Argentinas se manifestaron frente al Congreso mientras los diputados trataban en comisión el proyecto de privatización de la línea de bandera. Pilotos, tripulantes, técnicos, controladores aéreos, trabajadores de carga y de seguridad expresaron así su rechazo a la venta y denunciaron que el gobierno está haciendo una campaña de estigmatización para entregar la empresa. Los acompañaron otros sindicatos de la CGT y las CTA.
“El gobierno quiere que la sociedad se enoje para justificar, como en los ‘90, la privatización de la línea, que nos dejó consecuencias catastróficas”, aseguró Pablo Biró, el titular de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), en alusión a los argumentos sobre el déficit de la empresa estatal, los “privilegios” de sus trabajadores y las medidas de fuerza que vienen realizando en reclamo de mejores sueldos.
En la plaza del Congreso, tras las vallas del operativo antipiquetes, los gremios colgaron pancartas contra la privatización. Los pilotos fueron a la manifestación uniformados con el conocido traje azul con galones dorados. También las azafatas llegaron con ropa de vuelo y los integrantes de los otros gremios con sus camperas sindicales. En esa manera de manifestar se ponía sobre la mesa el simbolismo de Aerolíneas, privatizada por Carlos Menem en 1990 (que la vendió a Iberia), vaciada a partir de 2001 por Marsans (Patricia Bullrich, hoy ministra de Seguridad, que era ministra de Trabajo del gobierno de la Alianza en la época de ese traspaso) y recuperada en la presidencia de Cristina Kirchner, en 2008.
Los sindicatos de Aerolínea son cinco y todos estuvieron en la protesta: Aeronavegantes, Asociación de Personal Aeronáutico (APA), Pilotos (APLA), la Unión del Personal Superior y Profesional de Empresas Aerocomerciales (UPSA) y ATE ANAC.
“Esto se inició con un reclamo salarial. Los sueldos de los aeronavegantes, desde noviembre del año pasado, que es cuando cerró nuestra paritaria, perdieron un 80 por ciento de poder adquisitivo”, explicó en la protesta a Página/12 Andrés Junor, secretario gremial de Aeronavegantes. A modo de guía, otros manifestantes de ese gremio indicaron que su salario promedio es de 900 mil pesos y el inicial de 750 mil.
Junor agregó que “el gobierno desconoció el reclamo salarial, lo ninguneó, para llevarnos intencionalmente a discutir la privatización, que es lo que le interesa. Ahora están buscando despachar el tema de manera exprés, limitando la discusión de fondo sobre lo que implica la privatización de Aerolíneas y haciendo un gesto para disciplinarnos”.
Gabriel Urrestarazu, piloto con 20 años de antigüedad en Aerolíneas Argentinas, remarcó que la empresa tiene un valioso patrimonio. “Aerolíneas hoy tiene una flota moderna, con aviones nuevos. Hay años de inversión puestos ahí, que están en riesgo de que se los transfieran a algún testaferro amigo de este gobierno”.
El entrevistado recordó como “en los 90 Iberia, tras la privatización de Aerolíneas fue haciéndole perder patrimonio, quitándole sus edificios, sus oficinas en Nueva York. Los aviones despegaban de acá con gomas nuevas y cuando llegaban a Madrid se las cambiaban… la empresa llegó a estar siete meses sin volar. Luego, en la etapa de Marsans, le robaron tanto que sus directivos terminaron presos. Esto que está pasando hoy va a hacia el mismo camino, están tratando de desprestigia a la empresas y demonizarla para venderla, y lo hacen por el negocio, pero también porque Aerolíneas Argentinas es para el gobierno de Javier Milei, un símbolo político”.
Los proyectos en danza para privatizar Aerolíneas son dos, uno de Hernán Lombardi (PRO) y otro de Juan Manuel López (Coalición Cívica) . Su redacción es de apenas tres artículos, que declaran a la empresa como sujeta a aprivatización y le encargan al Poder Ejecutivo avanzar en ese camino.
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