Si hay algo que caracteriza al represor de la Fuerza Aérea y apropiador de bebés Juan Carlos Vázquez Sarmiento es su decisión de eludir a la justicia. Por caso, permaneció prófugo durante 20 años; cuando cayó preso intentó por lo menos tres veces imponer supuestos achaques de salud para seguir huyendo y ahora, aunque fracasó en todas las oportunidades anteriores, continúa en su plan de hacerse pasar por desequilibrado. El martes, en plena audiencia del juicio en el que está acusado de crímenes de lesa humanidad cometidos en la Regional de Inteligencia “Buenos Aires” (RIBA), de la zona oeste del Conurbano, exhibió sus genitales a la cámara mediante la que participa del debate, desde la cárcel de Ezeiza. Lejos de impactarse, el Tribunal Oral Federal número 5 ordenó que para jornadas futuras esté acompañado por un efectivo penitenciario.
Condenado por la apropiación del nieto restituido Ezequiel Rochistein Tauro y acusado por el secuestro de Patricia Roisinblit, José Pérez Rojo y Gabriel Pontnau en el marco de su rol de jefe de Contrainteligencia de la RIBA, Vázquez Sarmiento participó hasta ahora de todas las audiencias en el juicio que se le sigue a él y a otros cuatro integrantes de la Fuerza Aérea por crímenes de lesa humanidad cometidos en el circuito represivo de la zona oeste del Gran Buenos Aires. Lo hizo, como el martes pasado, desde el penal de Ezeiza, donde cumple condena y comparte encierro con otros genocidas. De hecho, junto a Alfredo Astiz y y Antonio Pernías, formó parte del grupo de represores que recibieron en esa cárcel a diputades de La Libertad Avanza para avanzar en un plan de impunidad para ellos.
Allí, desde la habitación de la prisión en donde él y el resto de los represores que participan de sus juicios pueden escuchar y ver la audiencia judicial y a la vez mostrarse al resto de les participantes, el martes pasado Vázquez Sarmiento dio la nota. Mientras declaraba la sobreviviente Beatriz Medinilla, el represor se bajó los pantalones y pañales, orinó en un tacho de basura y luego exhibió sus genitales en primer plano.
“Lo que ocurrió es una pieza más que completa la imagen de esta persona que no solo participó de dos apropiaciones y que integró un grupo de tareas –durante la última dictadura–, sino que además se mantuvo una enorme cantidad de años prófugo, que por lo menos tres veces intentó zafar del juicio que ahora se le sigue y que desde que comenzó está exhibiendo actitudes para llamar la atención y que lo aparten”, expresó Pablo Llonto, abogado de una de las querellas en el debate.
Tanto el Cuerpo Médico Forense como los peritos de parte que lo examinaron por sus propios planteos, determinaron que Vázquez Sarmiento está en condiciones de afrontar el debate. El último examen médico al que fue sometido ocurrió hace 10 días. Fuentes judiciales deslizaron que, incluso, los análisis confirmaron actitudes de simulación de su parte.
El show de Vázquez Sarmiento
El episodio salió en vivo en la transmisión que hace el canal comunitario La retaguardia del juicio Mansión Seré IV/RIBA II. Vázquez Sarmiento comenzó su acting en medio del testimonio de Medinilla, sobreviviente, la tercera y última testigo de la jornada que estuvo dedicada a reconstruir crímenes de lesa humanidad sucedidos en la Brigada Aérea de Moreno.
Medinilla trabajaba en una relojería de la zona oeste. Allí la fue a buscar una patota de hombres uniformados y civiles la mañana del 14 de abril de 1977. “Dónde están los fierros”, la increparon. Ella no entendía. “Después entendí que hablaban de armas”. Junto con ella se llevaron a su papá, a Dardo Boglione y a su novia. Los trasladaron a otra relojería, donde cargaron al papá y a la mamá de Dardo. Medinilla no sabe cuánto tiempo duró su periplo por diferentes centros clandestinos. En Brigada Aérea de Moreno la interrogaron.
A los 20 minutos de comenzado el testimonio de la sobreviviente, Vázquez Sarmiento, que caminaba de una punta a la otra del cubículo en donde escuchaba la audiencia, tomó un tacho y comenzó a orinar. Luego se paró frente a una cámara y puso en primer plano sus genitales. “Señora presidenta voy a interrumpir porque me parece que hay un porblema con Vázquez Sarmiento”, advirtió su abogado defensor. La secretaria del tribunal, Vanina Bonini, que había visto todo, optó por interrumpir la transmisión desde el penal de Ezeiza. La jueza Silvina Mayorga, presente en la sala, le advirtió a su par y presidenta del Tribunal, María Claudia Morgese Martín, sobre lo ocurrido. “¿Ya se solucionó?”, preguntó la jueza. La sobreviviente continuó contestando preguntas sin notar qué había pasado, casi como la mayoría de los participantes de la jornada.
La jornada había comenzado con comenzó con el testimonio de un sobreviviente que pidió mantenerse apartado de la transmisión. Luego continuó Inés Freyre, que desde su casa contó cuánto había dañado su historia el terrorismo de Estado. Su padre, Rodolfo Freyre, doctor barrial, secuestrado el 17 de septiembre de 1976. El operativo había comenzado un día antes en la clínica que gestionaba Freyre en Moreno, cuando secuestran a Rubén, quien limpiaba la institución. Al papá de Inés lo fueron a buscar a su casa horas después de la caída de Rubén. Ella intentó que no se lo llevaran. No lo logró.
Al cierre del día, recién, Morguese reportó brevemente lo ocurrido y anunció que a partir de la próxima audiencia, Vázquez Sarmiento debería concurrir a la transmisión acompañado de un efectivo penitenciario.
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